martes, 17 de noviembre de 2009

Enseñanza Zen: Sé como las plantas


El discípulo trabajaba en el jardín, plantando semillas, segando la hierba, abonando las flores, arando el suelo.

El maestro aprovechó la circunstancia para despertar la atención del novicio.

-Aprende de las plantas, sé como ellas.

-¿Cómo maestro?

-Fíjate, cuanto más limo y estiércol tienen en su base, más se reafirman y crecen. La belleza de la flor de nenúfar se la debe al légamo que tiene como sustrato.

-¿Qué quieres decir, maestro?

-Nosotros debemos aprender a reconvertir la negatividad, el sufrimiento y los problemas en sabiduría y energía vital.
Reciclando el lodo del odio, disolviendo los sedimentos de la discordia es posible superar las adversidades.
También es importante dosificar el riego. Arranca las malas hierbas. Riega sólo lo que quieres que crezca. Elige cuidadosamente las semillas que deseas ver germinar.

El maestro se inclinó a modo de despedida con ambas manos unidas y el discípulo correspondió al saludo.

Desde entonces, el trabajo en el jardín se convirtió en una meditación activa sobre la capacidad interior y el potencial que todos tenemos de no dejarnos asfixiar por las malas hierbas y los excrementos existenciales que nos circundan.