miércoles, 22 de septiembre de 2010

PASTEL DE PINTURAS CON TRAZAS DE CARBONCILLO: POSTRE DE ANDREA ARCO BLANCO/ÁNGELES MAS VILA




Este pastel de pinturas también se puede degustar y contemplar de entrante, no sólo de postre del día.
Se suele decir que con los ojos se come...y con tu forma de ver más allá de las apariencias y las convenciones, nutro mi apetito de Belleza y alimento el Renacimiento de la Mujer Nueva que fui...

Silencio...se contempla...

C.E.L.

Ω Ω Ω










∞ ∞ ∞



AUTOSEMBLANZA DE ANDREA ARCO BLANCO/ÁNGELES MAS VILA


Nacida en un lugar cuyo nombre...me callo, española hasta la médula, soy autodidacta desde que tengo uso de razón... (que dicho sea de paso...no sé si todavía la he alcanzado).



¡¡¡Mi pasión es pintar expresiones y vivencias de la vida!!!



Retratar y dar alma a cuanto no sólo puedo sentir, sino también denunciar, aquello que es denunciable. Una forma legítima de hacer público el "otro lado de la vida". Pero optimista y apasionada del mundo y de todos los dones que nos ofrece, mis pinturas son "sentimientos e historias que hablan en cada cuadro". Toda mi vida estoy y estaré haciendo el amor con las formas y los colores. Y, créedme, cada día aprendo un poco más...de cada un@ de vosotr@s. Agradecería vuestras opiniones y críticas...son muy importantes para mí...es una preciosa manera de retroalimentar y aprender cada día más.


Gracias por pasar por mi galería.


Sois muy amables...


!! Un abrazo!!


Andrea Arco Blanco/ Ángeles Mas Vila


AVISO a l@s themcelveñ@s y bloguer@s vari@s:

Estos noveles e inusitados Hilos de Plata, unen no atan.

C.E.L.

viernes, 17 de septiembre de 2010

ALINA GALLIANO: poeta de espirales y femineidades

Dos excelsas muestras de su Lírica






Te sugiero que goces de la concepción de su jubileo...¿entiendes?

ADELAIDA ARTIGADO Y SU LIBRO "LIGERAS COMO PLUMAS"

BIOGRAFÍA

Adelaida Artigado, nació en Valencia 1966.

Adelaida es uno de esos extraordinarios casos de superación:
marcada desde niña por ser considerada deficiente, apenas fue
a la escuela y aprendió a escribir con 27 años. Autodidacta a la
fuerza, fue aprendiendo, sin embargo, libre y ligera como una
pluma, hasta convertirse en una mujer sabia, con conocimientos
que transmitir y capacidad para hacerlo. Busca entre culturas
y toca con sus manos un fondo de sabiduría ancestral que le
permite elegir- y elegir con gran acierto- aquellas recetas que
llegaron a ella de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur,
del Cielo y de la Tierra. Recetas que le fueron transmitidas
por seres humanos, quien sabe si ángeles, con la misma
generosidad con la que ella nos las escribe.

Ricardo García Nieto.
***
SINOPSIS

Ligeras como plumas, es un libro de recetas y relatos:
Los relatos hacen un recorrido en el tiempo, se remontan a la
posguerra civil y alcanzan el siglo XXI.
La autora relata los hechos como se los contó cada uno de sus
personajes, o sus familiares en el caso de los difuntos, ningún
nombre ha sido cambiado. Aquí se mezcla la seriedad, el humor
y la ironía.
Las recetas, son recopilaciones que se extienden desde oriente
hasta occidente, en ellas se pueden encontrar elixir para la
libido, bálsamo tailandés, ambientadores naturales, aceites
curativos, supersticiones, mascarillas egipcias y turcas,
rituales, platos culinarios como la sopa de Ramadán…
Es un libro de ágil lectura, un libro práctico, y al mismo tiempo,
lleno de detalles e insinuaciones que harán pensar al lector.
***
Próximamente...
Editorial Babel Books.
Soy un mero ECO.

viernes, 10 de septiembre de 2010

ONCE DE SEPTIEMBRE. Cristina Peri Rossi




A C.F.M. por existir y demostrarme que el Amor es más fuerte que el odio

El once de septiembre del dos mil uno
mientras las Torres Gemelas caían,
yo estaba haciendo el amor.
El once de septiembre del año dos mil uno
a las tres de la tarde, hora de España,
un avión se estrellaba en Nueva York,
y yo gozaba haciendo el amor.
Los agoreros hablaban del fin de una civilización
pero yo hacía el amor.
Los apocalípticos pronosticaban la guerra santa,
pero yo fornicaba hasta morir
-si hay que morir, que sea de exaltación-.
El once de septiembre del año dos mil uno
un segundo avión se precipitó sobre Nueva York
en el momento justo en que yo caía sobre ti
como un cuerpo lanzado desde el espacio
me precipitaba sobre tus nalgas
nadaba entre tus zumos
aterrizaba en tus entrañas
y vísceras cualesquiera.
Y mientras otro avión volaba sobre Washington
con propósitos siniestros
yo hacía el amor en tierra
-cuatro de la tarde, hora de España-
devoraba tus pechos tu pubis tus flancos
hurí que la vida me ha concedido
sin necesidad de matar a nadie.
Nos amábamos tierna apasionadamente
en el Edén de la cama
-territorio sin banderas, sin fronteras,
sin límites, geografía de sueños,
isla robada a la cotidianidad, a los mapas
al patriarcado y a los derechos hereditarios-
sin escuchar la radio
ni el televisor
sin oír a los vecinos
escuchando sólo nuestros ayes
pero habíamos olvidado apagar el móvil
ese apéndice ortopédico.
cuando sonó
alguien me dijo: Nueva York se cae
ha comenzado la guerra santa
y yo, babeante de tus zumos interiores
no le hice el menor caso,
desconecté el móvil
miles de muertos, alcancé a oír,
pero yo estaba bien viva,
muy viva fornicando.
“¿Qué ha sido?”, preguntaste,
los senos colgando como ubres hinchadas.
“Creo que Nueva York se hunde”, murmuré,
comiéndome tu lóbulo derecho.
“Es una pena”, contestaste
mientras me chupabas succionabas
mis labios inferiores.
Y no encendimos el televisor
ni la radio el resto del día,
de modo que no tendremos nada que contar
a nuestros descendientes
cuando nos pregunten
qué estábamos haciendo
el once de septiembre del año dos mil uno,
cuando las Torres Gemelas se derrumbaron sobre Nueva York.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

ARTE POÉTICA. Mª Elena Walsh


Rarísima, desesperada
complicidad de los papeles.
Es muy lindo decir naranja,
pero la tinta cómo duele.
Cuánta fatalidad nos hace falta.
Yo no sé cómo hay gente que se atreve.

Me olvidaría de vivir
pero aprendí cómo se muere:
clavándose una lapicera
en el amor a la intemperie,
o resbalándose memoria abajo,
sin paliativos, infinitamente.

Y me pregunto para qué.
No hay apariencia que conteste.
Al fin y al cabo me pondría
a hacer espuma con laureles
y cambiaría la posteridad
por una basurita, por un peine.

Hace tiempo que tengo ganas
de decírselo a mucha gente:
sepan que callo de certeza
y que fallezco de obediente,
y que no tengo la menor idea
y que me desespero para siempre.

Cuánto más cómodo sería
imaginar entre los peces,
disimular como el rocío
todo delito transparente,
colaborar con intachables piedras
o llamar por teléfono, o que espere.

Hasta cuándo podré durar
en un empleo tan urgente,
tan frágil, sin escapatoria,
escarbando lo que sucede
en zonas sumergidas donde todo
se quiere arrepentir, pero no puede.

La verdad es que soy testigo
de festividades solemnes,
que padezco una colección
de musicales intereses,
que ríos y manzanas me autorizan
y estoy a cargo del color celeste.

Pensar que no sabremos nunca
qué pasa dentro de las nueces.
No me pregunten. Con locura
y con el permiso de ustedes
me voy a agonizar otro poquito
con las palabras. Hasta que me lleven.

RITUAL MATINAL DE UN AGOSTADOR MES


El rito matinal se inicia
antes de salir el sol:
abro los ojos y respiro hondo.

Repito mentalmente:
Todo está bien, yo estoy bien,
me merezco estar bien…
Puedo superarme y mejorar…

Agradezco que un nuevo día
comience
con sus luces y sus sombras.

Me incorporo o al menos lo intento,
aunque crujan mis bisagras
y la gravedad y la inercia
me conminen a recostarme
de nuevo.

Primera visita al aseo,
el agua deliciosa,
acariciadora,
me despierta del todo,
el jabón me da la mano,
el espejo me devuelve
un rostro nuevo,
fluyen con alivio y sin decoro
mis necesidades urinarias
y mis funciones intestinales
hasta no sé dónde
por el sufrido inodoro.


Llega el momento del ritual
del primer café
edulcorado con miel,
saboreo el pan tostado,
y algo de fruta.

Mis sentidos se van despejando,
mi cuerpo se alerta,
mi mente atenta
me dicta el siguiente paso.

Dejo que el reloj abrace
mi muñeca y marque
los tiempos de mis tareas.
Sitúo un par de pendientes
en los lóbulos de mis orejas
y ajusto alrededor de mi cuello
aquel collar celta
que me regalaste
y que me impele a continuar
la espiral vital iniciada…
a pesar de los óbices,
con o sin mi aquiescencia.

Mi consciencia avivada
disgrega el dolor,
despeja la grima,
desoye el teléfono,
desconecta la inquina
a la ira pone término
y al miedo lo esquina.

Es época vacacional
y con calma decido
asomarme al sufrido
trajín externo.
Voy preparando
las ropas del día:
hoy toca vestirse escueta
y de azul…

Pulverizo perfumes
estimulantes
sobre mi carne,
fragmento los deberes
cargantes
y sigo adelante
aunque me salpiquen
las bajas energías
que pretenden fagocitarme…

Siempre tengo en mi almaZen
antídotos disipantes
que condensan el sufrimiento
con algún atenuante
que a seguir me incentive
con Alegría y equilibrio,
sin recelo ni temor
a la altura ni al declive,
siendo leal al Amor
y a la fiel Amistad proclive.

El ritual matinal
de este agostador mes
también acabará.
Disfruta lo que todavía HAY.
Valora lo que aún ES.