viernes, 16 de diciembre de 2011

BÁLSAMO DE AGUJAS



La diferencia entre una caricia
y un golpe es la velocidad.

Me alegra que la sensación
tácita me envuelva.
Me entristece que la separación
ineludible me desfonde
y el abismo se presente
desnudo, rotundo e inminente,
cercándome cuando no estás cerca.

Mis sentidos se despiertan,
iluminados desde dentro,
incentivando posibilidades
y profesando nuevos intentos.

Profanada por recientes pérdidas
y socavada por antiguos errores,
me pondero antes de zambullirme
en un Mar taoísta
que con sus olas me insta
a una navegación firme
y me estrella en sus acantilados
sin saber dónde asirme…

Ya no quiero prescindir
de la magia de sus manos,
de sus radares digitales,
del encanto de su mirada,
de sus corazonadas vitales,
de su sabia razón hechizada.

El bálsamo de agujas
retarda en la tarde doliente
el jaque del estigma que embruja
el cuerpo seducido por el alma
que aflora y se extiende.